Poetry?






miércoles, 14 de noviembre de 2012

De espaldas a la ventana

En Pompeya hay una muchacha
Que escribe
Poesía
Y no la comparte con nadie
Porque, me lo ha dicho,
Teme perder la virginidad

Dijo: “No es la carne lo que define la inocencia
Y mi alma sigue intacta, incluso después de lo que
Sucedió en marzo”
Y yo le creí
Le tendí un abrazo
Y me mantuve despierto
Toda la noche
Mientras ella dormía
De espaldas a la ventana
Y con los pies apoyados
En una almohada

Por la mañana
Despertó dócilmente
Y bostezó;
Se puso de pie y anduvo de aquí para allá
Un largo rato, digamos, cuarenta minutos
Sin hablar
Bajó una o dos calles hasta un almacén
Y se hizo de un paquete de surtidas
Que compartimos
En silencio
Mientras la vida
Los incluía a todos por igual
Y sin hacer discriminaciones
Dentro de un mismo sinsentido

Pronto anocheció
y escuché que murmuraba: “Algo no anda bien”
Me pidió que me largara
Lo más pronto posible
Que saliera a la calle
Antes que todo se complicara en serio
me pidió que no olvidara que existía
Lo dijo
Con los dedos cruzados;
Luego
Resonó un portazo
Por las escaleras de aquel edificio
De Avenida Riestra
Donde aún escribe poesía
Y duerme de espaldas a la ventana
Con la muy ligera sensación de que todavía es virgen

martes, 16 de octubre de 2012

A ese otro punto

Si tenés que llegar de un punto a otro
lo harás aunque estés arruinado
y abras la heladera para encontrarte
con un pedazo de pan frío
más peligroso que una piedra dirigida
a corta distancia

¿Me entendés?
Lo harás aunque no haya otra cosa más que fideos
y arroz en la alacena

Si, lo harás, sé que lo harás
aunque las piernas se te hundan en el suelo
o sientas que te han devastado con una caricia
innecesariamente hermosa
encontrás
la forma de seguir
y andar
por más que necesites subir escaleras
trepar paredes
bracear un desierto de calamidades
o arriesgarte a perder la cordura
en una mano
que por lo demás es común

Lo harás, lo sabés,
si bien los dedos se te paralicen
y los nervios
te desborden
llevándote al límite de la asfixia
sabrás encontrarle la vuelta
aunque el cansancio
te cierre los ojos
cuando estés de regreso a casa
en la autopista colapsada de maniáticos
en el tren, en el subte repugnante
y la espalda pese un mundo
y tus pies te resulten más lejanos que de costumbre
y tu sombra se desentienda de tu cuerpo

Entonces, no quiero escuchar una excusa más,
mejor carajo que te pongas a trabajar y les duro a éso
porque
llegarás hasta ese punto que te propusiste
aún cuando todo era
verdaderamente indefinido